Ahora es una tendencia que se repite desde hace años y que consagra el éxito de los vinos rosados , especialmente durante el período estival. Si a lo largo del año somos más claros en nuestras decisiones respecto al vino, optando por un blanco o un tinto, en verano apostar por el rosado es ya una elección recurrente. Por tanto, veremos cada vez más copas de vinos rosados en un aperitivo que en una cena de verano. Pero descubramos las razones por las que nos atrae el rosa en verano.
EL FACTOR CROMÁTICO
Puede que a muchos les parezca un elemento relacionado e incluso superficial, pero el color es un elemento fundamental en nuestras elecciones. Incluso en el sector vitivinícola. El rosa es un color que siempre ha estimulado sensaciones de dulzura, calma, serenidad y positividad. Y no sólo eso; evoca gran elegancia y refinamiento . Por eso, no es casualidad que en la época más despreocupada del año nuestra elección recaiga en los vinos rosados. Además, los vinos rosados realmente existen en mil matices y tonalidades, por lo que hay un vino y un color para cada uno de nosotros. Pasamos del rosa pálido de los famosos vinos provenzales al cerasuolo de los clásicos rosados de Abruzzo.
Las tonalidades de color están obviamente determinadas por las uvas con las que se elaboran los vinos y por la técnica de elaboración . En el caso de la variedad de uva, un vino elaborado con uvas Aglianico del Vulture seguramente tendrá un tono cromático mucho más marcado que uno elaborado con uvas Garnacha .
En cuanto al método de elaboración del vino, por ejemplo, si pensamos en uno obtenido con la técnica de la sangría , tendremos un vino con carácter fuerte y el rosado será intenso.
LA ELECCIÓN OLFATIVA
La nariz es uno de los órganos que más utilizamos, estimulando la mente a recuerdos y sensaciones. Por eso también elegimos vinos rosados en verano, ya que se acercan a un bouquet olfativo muy acorde con lo que nos rodea, compuesto de frutas y flores frescas. Todo esto tiene un fuerte atractivo para nuestro estado de ánimo y relajación.
ÚLTIMO PERO DECISIVO, EL GUSTO
Antiguamente los rosados eran considerados vinos de no demasiada calidad, combinando el factor color claro con una falta de potencia y prestigio. Pero no sólo por esto. Desafortunadamente, se produjo de manera imprudente, mezclando varios vinos sólo para obtener el color pálido y el resultado fueron vinos de mala calidad y difíciles, casi imposibles de beber. Hoy en día, los vinos rosados, que gozan de un fuerte renacimiento y de una reelaboración productiva estructural de los mismos, siguen un método de elaboración preciso . El resultado es un gran frescor , mineralidad y ligereza , capaz de maridar clásicos pescados con carnes blancas y verduras. Su estructura nada imponente y su facilidad de consumo los hacen muy amigables para nuestros eventos de verano, ya sea una cena o un breve aperitivo.
